Uruguay y Francia no lograron abrir el marcador. A falta de 7 minutos los celestes quedaron con 10 hombres por expulsión de Lodeiro y aguantaron hasta el final.
Uruguay y Francia no lograron abrir el marcador en un partido muy trabado que tuvo a los galos como dominadores y a los celestes sufriendo hasta el final en el debut de ambos en la Copa del Mundo de Sudáfrica.
Con siete minutos finales para el infarto, debido a la expulsión de Nicolás Lodeiro, Uruguay cerró una magra actuación, que distó mucho del nivel esperado. Apenas dos disparos de Diego Forlán lograron llevar peligro al arco galo: uno en el primer tiempo desde media distancia y otro en el segundo, dentro del área, que remató desviado.
El resto de los 90 minutos se alternaron entre el dominio francés y el juego de dientes apretados y deslucido de ambas escuadras.
Uruguay se mostró algo nervioso y muy atrás en el campo desde el comienzo, situación que Francia aprovechó para tener las posibilidades más claras de gol. En la parte inicial apenas tuvo un tiro libre de Gourcuff que Muslera sacó al corner a los 18 minutos y en la segunda mitad el tiro libre que Thierry Henry estrelló en la barrera en la última jugada del partido.
Pero en el segundo Francia también dominó el terreno, se adelantó en la cancha, trianguló de mejor manera y jugó mucho más sereno que Uruguay. Los galos inquietaron por las puntas, especialmente con Ribery y Evra.
La intensidad del juego se elevó en el cierre del mismo, pues la roja recibida por Lodeiro a los 38 minutos del segundo tiempo obligó al equipo celeste a replegarse más de lo que estuvo hasta ese momento.
Cuando todo Uruguay pedía la hora y miraba al árbitro esperando el pitazo final, una falta al borde del área pudo ser letal. Pero el remate de Henry rebotó en la barrera y el partido se cerró con un 0 a 0.
Poco fútbol
La selección celeste no logró juntar sus líneas ni habilitar a los delanteros Suárez y Forlán, que aparecieron muy solos en la cancha rival y -muchas veces- con la necesidad de retrasarse hasta la mitad del campo para juntarse con el balón.
Impulsos individuales de ambos fue lo más destacado de Uruguay, pero poco a poco Suárez fue desapareciendo.
La oncena del Maestro Tabárez apareció con una línea de tres que se transformó la mayor parte del tiempo en una defensa de cinco jugadores, pero muy nerviosa e imprecisa. En ese sentido, sorprendieron algunos errores del capitán Diego Lugano, subsanados generalmente por Diego Godín, el mejor de los celestes.
En la mitad de la cancha estuvieron muy desprotegidos Arévalo Ríos y Diego Pérez, a quienes les costó encontrar su ubicación para cortar el juego de Francia. Los delanteros quedaron muy solos arriba, incluso muy lejos uno de otro, con Nacho González que no pudo gravitar ni habilitar a los puntas.
En suma, una defensa nerviosa, un mediocampo algo perdido y delanteros muy desconectados.
Los cambios no pudieron torcer la situación. Lodeiro (que entró por González) hizo apenas un par de paredes, Sebastián Abreu (por Suárez) no recibió el juego que necesita y Sebastián Eguren (por Diego Pérez) entró contados minutos.
Por el lado de Francia se vio velocidad, algunas combinaciones por las puntas pero sin inquietar en extremo con su juego colectivo. De todas formas, Godín cortó un par de aspiraciones de los galos de entrar tocando, la línea de fondo celeste debió exigirse para restar varios centros peligrosos y Muslera se convirtió en factor fundamental para mantener el empate con una buena tapada y descolgando varios centros peligrosos.
Sobre el final, con uno más, buscó por todos los medios pero le faltó claridad, además de encontrarse con 10 uruguayos que “mordieron” en el epílogo del encuentro.
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